CARTA DE JESUCRISTO A FERNANDO VALLEJO


Buen día, que la paz este contigo; hoy, si me lo permites entraré a tu casa y me sentaré a tu mesa, no para discutir pero si para recordarte algunos puntos que olvidaste cuando me acusaste públicamente; se que te gusta escribir, pero no acostumbras mucho leer opiniones de los demás y mucho más cuando éstas hablan de mi, ojala leyeras mas sobre mi y no te quedaras con las opiniones vagas y rumores que otros dicen de mí, en realidad quisiera conocer tu propia opinión de mi cuando me conozcas.

Seré corto en palabras e iré al grano. Solo quiero aclararte algunas cosas, espero ser breve y no ocupar de tu vida mucho tiempo, y no te estreses más de lo que acostumbras, no quiero ser una carga más en tu vida.

Lo primero que quiero decirte es que nunca di órdenes a mis seguidores de llamar a nadie “padre”, “papa” o maestro, porque solo hay un Padre que está en los cielos, y un solo maestro, que aunque no lo reconozcas soy yo. Jamás pasó por mi pensamiento hacer cruzadas o inquisiciones, al contrario mis enseñanzas fueron de amor al prójimo y de amor a los enemigos, no sé de qué mente diabólica salió hacer tal crueldad porque te aseguro que de los míos no eran; siempre advertí que mi reino no es de este mundo, y muchas veces quisieron hacerme rey cuando estuve caminando en Palestina, pero me negué, hasta el mismo Satanás me ofreció los reinos del mundo si me corrompía como él, como si lo hacen los reyes y gobernantes de este mundo.

Yo sabía y lo advertí, que muchos vendrían en mi nombre para matar y destruir, yo sabía que habría quienes se sentarían en un trono haciéndose pasar por Dios para cumplir sus deseos y satisfacer sus más bajos instintos de concupiscencia; yo también llamo a esa organización como tú la llamas “La puta de Babilonia”, la “Gran Ramera”, la que esta embriagada con la sangre de los que quisieron obedecer y ser verdaderos discípulos míos, y que aquí en el cielo claman por venganza, pero aun deben cumplirse el número de muchos más que serán torturados, masacrados, y decapitados por que aman la verdad y no se arrodillan ante el anatema llamado Mamon (el dinero) la verdadera bestia.
Me opuse a toda forma de crueldad, tú debes saberlo, cuando estuve en carne me opuse al reinado de Herodes y por cierto lo llame zorra, no zorro, porque no tengo nada contra los animales, solo que él como una zorra le gustaba meterse en los corrales ajenos y quitar la mujer a su prójimo; al contrario, cuando los judíos tomaban animales y los sacrificaban para que sus pecados fueran perdonados, yo tome su lugar, el lugar de aquel animal sacrificado y como un cordero me entregué al matadero, como una oveja que es llevada a trasquilar, y no abrí mi boca, solo encomendé a mi Padre todo lo que sucedería, lo que me saco más de una lagrima, porque los romanos con su máxima tortura, la cruz, eran muy crueles, bueno esa fue la forma de morir que escogí, hoy tal vez me sentarían en la silla eléctrica y de nada valdría porque la idea era derramar hasta la última gota de sangre por ustedes y pagar por todos los pecados de los que pasaron por esta vida y los que vendrán; te lo aseguro yo me sacrifiqué una vez y para siempre, inclusive les enseñé después que resucité a que no hicieran más tal sacrificio, por eso les dije que tomaran una copa y un pan para recordar mi muerte, pan que represente mi carne y vino que represente mi sangre. Lo que pasó con aquellos cerdos fue algo fortuito, la raza porcina no se acabo por ese acontecimiento, era necesario, discúlpame si te ofendí, ellos iban a morir de una forma más cruel, créeme; ese hombre endemoniado estaba siendo muy atormentado y necesitaba volver a su hogar lleno de paz, culpa al pecado del hombre, yo les di que comiesen frutas solo que no tocaran una, ahora quieren comer de todo.

Es verdad que fui el unigénito Hijo de Dios cuando nací de María, pero al morir me convertí en el primogénito de los muertos, de aquellos mis hermanos que han muerto y morirán por tener hambre y sed de justicia, entregando sus vidas por la verdad; tal vez tu mueras por lo mismo, ojala te hallaras digno de hacerlo; tal vez me preguntaras como un día Poncio Pilatos me pregunto: ¿qué es la verdad?, bueno la verdad soy yo, mas no le quise responder por que de todos modos me mandaría a azotar, no había que perder el tiempo en alegatos.

Yo no mande a que los hombres se mutilasen unos a otros, o que se mutilasen a sí mismos, no entiendo porque como irracionales siguen preceptos de mentes perversas que solo pretenden adueñarse de su existencia siendo que yo proclamo la libertad. Tal vez te pareció extraño que entré al templo de Dios con un azote, pero fue mi indignación lo que me llevó a hacer lo que hice, mis ojos no daban crédito a lo que sucedía, !puedes creer que un lugar que era para oración estaba convertido en un supermercado donde se comerciaba!, lo que llame “cueva de ladrones”, y  aunque fui duro con ellos ese día aun lo siguen haciendo hoy, ahora alquilan casas, compran grandes terrenos para seguir mercando con almas de hombres, sirviendo al que ya te dije “mamon”, llenos de toda avaricia y lujuria, sin contar las abominables orgías y fornicaciones que hacen, lejos esta de mi entrar a un lugar de esos.

Considera lo que te digo, soy príncipe de paz y la paz no la conseguirá nadie, porque mi paz doy a los que me aman y son verdaderamente mis discípulos. Creo que te equivocaste de personaje cuando me adjudicaste tantas barbaridades a mí, cuando yo no mande a hacer nada de eso, por lo mismo dije: no vine a traer paz al mundo, porque así como mis propios familiares no creyeron en mi, también se opondrán a aquellos que con autenticidad atacan las injusticias de aquellos que se oponen a la verdad.
¿Quién te dijo a ti que tengo representante en la tierra? A los míos le doy un Espíritu Santo, que no “caga fuego” como tu dijiste, él se encarga de llenar a los verdaderos discípulos míos de paz, amor, benignidad, paciencia, bondad, fe, pureza y dominio propio; y por cierto para la próxima puedes blasfemar de mi y del Padre que está en los cielos, pero no hables mal de el Espíritu Santo que es sensible y ninguna blasfemia contra él será perdonada ni aquí en esta vida, ni en la otra, abstente de eso.
Por otro lado a ninguno de mis seguidores les mande a ser gobernantes y a enseñorearse de pueblos, al contrario les dije que entre ellos sería mayor el servidor, el más pequeño entre todos es el mayor en el reino de los cielos.

Ya más de uno ha recibido en vida su castigo y lo que pasará después, cuando estén frente al Juez Justo será peor para ellos, no porque yo lo quiera así, sino porque decidieron no seguir mis consejos.
Por último, perdona la mano del que me sirvió como escriba en esta ocasión, si quizás utilizó palabras que no eran correctas o tal vez usó de mala ortografía; pero es así, yo uso a hombres imperfectos; quise personalmente hablarte pero no crees en visiones, ni apariciones, pero te encantan las letras. Yo te inspiré a escribir para que los que ven sean segados y los que no ven reciban la vista y por el derecho de autor o por usar mi nombre no te preocupes, yo mismo te daré el pago, yo mismo lo pagare de mi mano.

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